El
Dr. Ramón Emeterio Betances y el abogado Segundo Ruiz Belvis, habían salido de Puerto Rico hacia la República Dominicana para organizar un alzamiento independentista en la isla. Ruiz Belvis siguió hacia Chile, pues el gobierno de ese país había ofrecido ayuda a la causa separatista, ayuda que no llegó a dar. Allá el abogado murió en forma sospechosa. Betances creó un Comité Revolucionario de Puerto Rico y organizó juntas y legaciones revolucionarias. Los principales dirigentes de la isla eran
Matías Brugman, Manuel Rojas, Manuel María González, Carlos Lacroix y Manuel Cebollero.
El gobierno dominicano a través del General Luperón y el Presidente Buenaventura Báez, había apoyado a Betances. Le había permitido reclutar y armar un pequeño ejército y le facilitó un barco armado. Cuando casi todo estaba listo para llevar a cabo la expedición contra la isla, el gobierno español consiguió que el Presidente Báez prohibiera la salida de los expedicionarios de territorio dominicano, y que las autoridades en Saint Thomas, donde estaba fondeado el barco, lo ocuparan.
Mientras los planes de Betances quedaban así desbaratados, en Puerto Rico el Ejército detuvo a uno de los principales dirigentes de la conspiración y ocupó documentos comprometedores. Los demás líderes, temiendo ser arrestados, decidieron adelantar la fecha señalada para iniciar la revolución sin esperar por Betances. El día 23 de septiembre de 1868 unos cuatrocientos hombres mal armados tomaron la población de Lares, declararon la
República de Puerto Rico y formaron un gobierno provisional. Adoptaron como emblema una bandera que se cree diseñada por Betances y cosida por
Mariana Bracetti, "Brazo de Oro".
Al día siguiente atacaron la población del Pepino, donde esperaban ocupar algunas armas, pero la milicia de aquella población ya aguardaba el ataque y había recibido un pequeño refuerzo, por lo cual los revolucionarios fueron rechazados después de haber sufrido algunas bajas. Cuando se reagruparon en las afueras del pueblo y volvieron al ataque, se acercaba a San Sebastián la tropa veterana de Moca, así que fue necesario ordenar la retirada.
El Ejército inició inmediatamente la persecusión de los fugitivos, muchos de los cuales se encontraban desarmados o armados solo de machetes. En los días siguientes los soldados dieron muerte a Brugman y a otros rebeldes. Arrestaron a más de quinientas personas. Se les celebró juicio en el cual siete de los principales dirigentes fueron condenados a morir, pero la sentencia no llegó a cumplirse.
Extracto tomado del libro de Lucas Morán Arce, Historia de Puerto Rico.